Wings of Feathers of Joy
Vivienda con vistas al Parque del Oeste, Madrid
El brillo de Miami, los tonos tierra y la creatividad cubana son los tres pilares sobre los que se reinventa esta extraordinaria vivienda madrileña.
Un piso de gran dimensión que pasó de ser oscuro y recargado a convertirse en un hogar luminoso, multicultural y profundamente personal.
Materiales nobles, arte contemporáneo y diseño de autor dialogan aquí con finura, carácter y sensibilidad.

La transformación
Al llegar, la vivienda de 400 m² estaba compartimentada decorada en un estilo marroquí que no se alineaba con los deseos de sus propietarios. Demolimos todo y rediseñamos el espacio para crear un hogar acogedor y contemporáneo para una pareja cubana en Madrid.
El proyecto se centra en la autenticidad de materiales como roble y mármol, transformándolos en piezas artísticas. La paleta de tonos tierra y muebles de diseñadores reconocidos se equilibran la colección de arte contemporáneo cubano, creando un hogar armonioso donde todo fluye junto a la luz natural.


La casa se organiza como una galería habitable, donde cada rincón está pensado para ser vivido y contemplado. El salón se divide en tres zonas que miran al parque, y alberga piezas como sofás Square de De Padova, sillas Seal Chair, un aparador Alcor y la instalación Línea de Dagoberto Rodríguez, junto a óleos de Capote y Bedia.
El gran hall exhibe la obra Tregua Fecunda, de Ariel Cabrera Montejo, y un tapiz de Carlos Garaicoa sobre el suelo de roble americano XXL. En la zona privada, una biblioteca esconde discretamente el acceso a la suite. Allí, ébano y nogal dialogan con diseño contemporáneo y luz matizada: cama azul Tuffy Too de Urquiola, chaise longue LC4 de Le Corbusier, y fotografías de Grethell Rasua.
La coherencia visual se extiende hasta los detalles: una puerta de ébano oculta un aseo de cortesía con lavabo de mármol negro y molduras que evocan los pisos señoriales de Madrid. En el vestidor, la butaca Cité de Jean Prouvé se integra con duchas de mármol y luminarias suspendidas como esculturas.
Cuando la casa se llena de vida, todo cobra sentido. Las personas se mueven con naturalidad entre el arte, los materiales y la luz. Cada estancia vibra con una alegría serena.
Es en ese instante cuando entendemos que el proyecto ha cumplido su propósito: no solo diseñar una casa, sino construir una forma de habitar.